ADMINISTRADOR DE POCOS RECURSOS

apps_finanzasEscuché en cierta ocasión a un economista que daba un seminario para emprendedores cristianos ––yo asistí para recibir capacitación––. Su fluidez era impresionante así como el manejo de conceptos que hasta esa fecha yo desconocía, conceptos que vinieron a enriquecer mi vida y la de todos quienes escuchábamos con atención a este “gurú” de las finanzas. Una de las máximas que ese orador soltó fue ésta: LOS RECURSOS SIEMPRE SERÁN ESCASOS EN COMPARACIÓN CON LA DEMANDA.

Cuando escuché esto me estremecí por completo porque por fin entendí que la lucha que a diario enfrentaba al tratar de levantar mi emprendimiento con los pocos recursos que tenía no sólo era mía, sino de todos los hombres que el Señor había creado. Me sentí entonces aliviado pues hasta ese entonces me culpaba cruelmente porque a juicio mío, la escasez de recursos se debía a mi pecado, irresponsabilidad, mal manejo del dinero y todas esos fantasmas que vienen a la mente de uno cuando las cosas no salen (no obstante que algunos de esos pensamientos están en lo correcto, no los descartemos de plano, pero eso es tema para otra reflexión).

De esto hace ya varios años y desde entonces he venido trabajando los recursos que tengo a mano ––que nunca son suficientes por cierto––, recursos que me han permitido levantar mi emprendimiento-ministerio llamado MENTHOR por medio del cual cumplo mi propósito en la vida: “Guiar a las personas hacia Dios ayudándolas a mejorar sus vidas”.

Durante este tiempo ha habido un pasaje escritural que me ha acompañado “en las buenas y en las malas”, y ha venido a convertirse en una brújula espiritual que me muestra el camino cuando comienzo a perder la ruta, de este logos he descubierto algunas verdades que hoy quisiera compartir con usted.

Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor (Mateo 25:21).

1. ¿Qué es un Recurso? ¿Qué es un Administrador?

  • Definamos lo que es un Recurso: No voy a enredarme aquí con grandes conceptos o significados complejos, tampoco recurriré a diferentes ciencias para explicar qué es un recurso. Me he permitido ser claro y sencillo en la definición que elaboré para ustedes: “Por recurso se entiende todos aquellos elementos ––tangibles o intangibles–– que sirven para alcanzar un objetivo, meta o beneficio”. Así entonces un recurso puede ser el dinero con el que contamos (sea mucho o sea poco), una habilidad con la que se nace (pintar, bailar, enseñar, tocar un instrumento, cocinar), una destreza aprendida (una profesión, un oficio, un arte), un patrimonio adquirido (tierra, campos, herencia), un inmueble (casa, edificio, local comercial), herramientas de trabajo (automóvil, oficina, computador, celular, cocina); suministros que nos facilitan la vida (luz eléctrica, agua potable, internet); un recurso puede ser incluso el propio cuerpo (manos, pies, mente, voz, etc.). En fin, los recursos tienen diferentes “formas, colores y sabores”; no obstante éstos no producirán ningún bien si no se los trabaja.
  • Definamos lo que es un Administrador: “Un administrador es la persona encargada de gestionar los bienes de otro”, y por gestionar debe entenderse la capacidad para potenciar, maximizar, sacar el mejor provecho de los recursos que se les ha confiado. Un administrador ––en cualquier empresa que trabaje–– debe realizar al menos cuatro tareas básicas: Organizar, planificar, supervisar y controlar los recursos, procurando que éstos rindan más de lo que en esencia son a fin de llevar a la empresa al éxito (o al cumplimiento de su misión). Así entonces cada ser humano es un administrador de los recursos que Papá Dios le ha dado, sean muchos o sean pocos, el hombre debe administrarlos de la mejor manera ––según su capacidad–– pues de esta manera podrá acceder a “mayores recursos”. De eso hablaremos en los siguientes ítems.

2. Administradores de los Recursos divinos.

En el versículo que les mencioné (Mateo 25:21) se ven dos principios de economía que pueden ser aplicados de manera universal (les recomiendo leer todo el contexto, es decir Mateo 25:14-30). El primero de ellos es que a todos se nos han dado recursos (tangibles o intangibles), a unos se les da más y a otros se les da menos, esto ocurre según la capacidad del hombre para administrarlos: “Al que tiene más (mayor capacidad de administración, más empuje, más pasión, más proactividad) se le da más, pero al que tiene menos (menor capacidad de administración, por mediocridad, flojera, vergüenza, ignorancia o procrastinación) aún lo que tiene se le quitará” (Mateo 13:12). Esto parece injusto pero no lo es, la vida es sabia y ella no desperdicia recursos en quien no está dispuesto a duplicarlos. El segundo principio que encontramos es que al ser buenos administradores de los pocos recursos ––que es una constante en la vida del hombre––, podremos acceder a más y mejores recursos, pero para que esto ocurra la clave es ser buenos mayordomos de lo poco, de lo escaso, de lo que no abunda; si hacemos esto calificamos para recibir más. Esto mis amados lectores es una ley cósmica y comprobadamente eficaz a quienes la hemos vivido. Se los pongo de esta manera: SI QUIERE GOBERNAR SOBRE MUCHAS CANTIDADES APRENDA A GOBERNAR SOBRE LA ESCASEZ EN LA QUE SE ENCUENTRA.

3. ¡Tu Futuro puede ser Grande!

Lejos de que este subtítulo sea una mera arenga de motivación es una verdad que hallamos en la Biblia, específicamente en Job 8:7 que dice: “Aunque tu principio fue pequeño, tu futuro será enorme”. ¡Wow! ¿quién no se emociona con versículos como éste? Sin embargo para que esto ocurra debemos entender lo siguiente:

  • Siempre se inicia desde abajo: Los más grandes proyectos nacieron de ideas sencillas; las más grandes empresas iniciaron con un capital irrisorio; los ministerios más efectivos fueron producto de gente simple de escasos recursos.
  • Es imposible alcanzar la grandeza sin antes haber experimentado la bajeza, sólo así disfrutaremos la cima…, cuando hayamos vivido todo el sacrificio que significa escalar “desde abajo” entonces y sólo entonces nos deleitaremos al estar arriba.
  • El futuro prometedor que Dios planeó para sus hijos es accesible a todos, pero no todos estarán dispuestos a conquistarlo (es más fácil soñar que hacer, así lo declara Proverbios 13:4).

A MODO DE CONCLUSIÓN:

Invierte, negocia, gestiona…, ¡BAM! Disfruta del éxito

Me resulta sumamente atractivo el contexto en el que se da “el versículo brújula” del cual he realizado este artículo, en él encontramos al Maestro de maestros hablándonos directamente al corazón. Y respecto a esto les comparto una conversación que tuve con el Jefe Supremo cuando me encontraba en el hoyo de la miseria, allí donde quizá también usted ha estado. Siga leyendo pues quizá mi tertulia con el Creador pueda ayudarle.

–– ¿Por qué no me bendices Señor como lo has hecho con mi vecino? Él no te sirve, no te teme y mucho menos te ama como yo, pero a él le va bien mientras que a mí, ¡mírame! apenas si me alcanza para vivir y eso que trabajo para ti.

–– Gabriel ––me dijo––, te he bendecido con recursos de los más variados, tu misión en la tierra es utilizarlos para Mi gloria, para beneficio de otros y para tu propio sustento, ¿lo estás haciendo? No te los he dado para que te compares sino para que los trabajes.

–– ¡¿Cuáles recursos?! No tengo dinero, no tengo título universitario, no tengo un puesto en alguna organización importante, ¡¿cómo te atreves a decirme que me has bendecido con recursos?! Ah si tan sólo tuviera la suerte de otros, ¡a ellos sí que les ha ido bien!

–– ¡¡¿No te he dado recursos?!!, me dijo con voz temible. ¿Y las 24 horas que todos los días fabrico para ti no cuentan? ¿las manos y pies que cuelgan de tu cuerpo no sirven para nada? ¿qué hay de la mente lúcida que contiene tu cerebro…, acaso no es un recurso? ¿Y qué me dices de la buena mujer que puse a tu lado para que te acompañe todos estos años, una esposa que te ama, cuida, te aconseja y hasta cocina para ti, no es ella una ayuda idónea para ti? ¿es que las hijas sanas, bellas y fuertes que te di no son un recurso?

–– Perdóname Señor

–– ¡Calla y escucha! ¿No que te las sabías todas? ¿no que te considerabas muy inteligente? ¿es que querías disputar conmigo? Ahora escúchame bravucón: ¿Acaso no naciste con habilidades especiales, únicas, irrepetibles?

–– ¿Cuáles Señor? Y no pregunto con osadía, ya no, quiero aprender de ti postrado a tus pies.

–– Gabriel, Gabriel, Gabriel, te creé con un Propósito y tú ya lo descubriste, ¿sabes cuantos de mis hijos deambulan de un lugar a otro, de un trabajo a otro, de una relación a otra porque no saben con exactitud para qué vinieron a este mundo? ¡Pero tú sí! Tú mismo lo enseñas, lo declaras, lo afirmas por doquier, ¿quieres que te lo recuerde?

–– No Señor, ya lo sé, “guiar a las personas hacia Ti ayudándolas a mejorar sus vidas”.

–– ¿Y qué crees que es eso? ¡Un recurso! Tu Propósito es un recurso que activa oportunidades, personas, conexiones, ideas…, ¡úsalo! Y junto con ese Propósito te he dado habilidades para enseñar, hablar en público, capacidades para aconsejar y hasta para escribir…, ¿acaso no son recursos esos? ¡Claro que sí! Son recursos que te ayudan a realizar tu Propósito de vida, ¿por qué no los usas entonces?

–– Señor tengo miedo, tengo miedo a hacer el ridículo, a fallar, a que la gente no me escuche, ¿quién querría leerme, escucharme, seguir mis consejos?

–– Pero, ¿no has leído el pasaje cuando mi Hijo habló de los tres administradores? Uno de ellos me recuerda a ti. Cuidado Gabriel no sea que lo que te he dado te lo quite para dárselo a otro.

–– ¡NO MI DIOS! eso no, perdóname…, es que me siento pobre, desnudo, incapaz de sobresalir porque aunque me esfuerce no logro levantar.

–– ¡Basta! Con esto termino Gabriel, ¡jamás lograrás salir adelante si no crees en mí y también en ti! YO SOY la fuente de recursos ilimitados, pero si no recurres a mí jamás podrás acceder a todo lo que tengo para ti. Pero también debes creer en ti, si no lo haces es como decirme que los recursos que te he dado no valen para nada, es como enterrar bajo tierra los talentos que de mí recibiste.

Y cuando ese encuentro terminó (el cual no sé si fue real o producto de mi imaginación), me sentí vencedor, sentí un ardor en mi pecho, como si hubiese sido apaleado hasta más no poder. Lágrimas habían rodado por mis mejillas a mares y mis piernas temblaban porque había estado de rodillas más de tres horas. Sí, fue una teofanía que nunca había experimentado pero que cumplió un objetivo en mí: Sacarme del puerto de la amargura y lanzarme a mar abierto, a la conquista de metas que antes parecían imposibles.

Inmediatamente recurrí a la Biblia y encontré el pasaje que ha sido el centro de esta reflexión (Mateo 25:14-30), descubrí allí que si deseaba salir de mi miseria debía duplicar mis recursos, debía gestionarlos, sacarles el máximo de provecho, ¿pero cómo? Negociando, invirtiendo, capacitándome, agradeciendo lo que tengo y cuidando de los recursos (Proverbios 27:23); pasar de ser “bueno” a ser “muy bueno” y de muy bueno a “experto”, y eso he venido haciendo poco a poquito, ¿saben por qué? porque tengo la esperanza que un día Dios me dirá: “Buen siervo, has sabido trabajar tus recursos ––aunque pocos en principio––, toma aquí tienes más, goza de la vida que tengo para ti”. Y entonces le diré: “Amén Señor, gracias porque los recursos que me diste al principio fueron poquitos, pero eso no importa, he aprendido a trabajar lo que tengo porque así califico para tener más”.

P.D. Esta reflexión contiene ideas extraídas de mi tercer libro, CREADOS PARA CRECER CREADOS PARA EMPRENDER. Si usted desea adquirir póngase en contacto conmigo o visite mi vitrina virtual donde están alojadas mis obras.


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En la playaGabriel Gil es Coach Integral Sistémico y Mentor de vidas; de profesión teólogo y por vocación divina pastor; además escribe post, artículos y libros. Su misión en este mundo es “guiar a las personas hacia Dios ayudándolas a mejorar sus vidas”.