BASTA A CADA DIA SU PROPIO AFAN

El Maestro sabía que muchas veces el día se nos hace poco. Las actividades diarias (como estudiar, trabajar, comprar, cocinar, responder correos, enviar mensajes, trámites en la ciudad, viajes cortos, viajes largos, asuntos pendientes, etc.), hacen que la jornada diurna se nos escabulla como agua entre los dedos, teniendo que recurrir a la jornada nocturna para acabar lo que no pudimos en el día. Y así vamos derramando nuestra vida entre ‘correrías’, viviendo cargados de tareas que nos agobian, nos cansan.

Jesús, sabiendo esto, nos da una fórmula simple, pero efectiva, para combatir el estrés, la ansiedad, los dolores de cabeza y la angustia que las muchas cargas nos producen: «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal» (Mateo 6:34). La versión bíblica TLA traduce este verso así: “Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día”. También la traducción bíblica BLP hace su aporte: «No os inquietéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!».

¿Qué nos está diciendo el Señor? Permítanme exponerles algunas verdades que mi reducida mente ha logrado descifrar de la Mente Maestra:

1ª VERDAD: Las preocupaciones, afanes, tareas y pendientes, son parte de la vida. Incluso el más ermitaño y solitario de los hombres, tendrá que ocuparse de asuntos diarios que requerirán energía física y mental, cuanto más nosotros, personas citadinas, que nos enfrentamos a vicisitudes muchas veces complejas.

2ª VERDAD: Jesús dice que atendamos nuestros asuntos diarios, que no nos desentendamos de ellos, pero en la justa medida. O sea, sin irnos a los extremos de la holgazanería o la excedencia de trabajo, ambos polos son nocivos para nuestra salud espiritual.

3ª VERDAD: Usar la jornada diurna para hacer todo lo que tengamos que hacer requerirá disciplina, autocontrol, organización y diligencia. A veces el tiempo no nos alcanza porque lo ocupamos —o desperdiciamos— en cosas que no aportan a la productividad del día. Entonces, cuando se nos viene la noche, nos afanamos por cumplir lo que debimos hacer a las horas correspondientes.

4ª VERDAD: Acostarse contentos por lo que hicimos en el día, hará que nuestro descanso nocturno sea reparador. No sucede lo mismo cuando nos vamos a la cama con una sensación de ‘pude hacerlo mejor’, o peor aún, cuando sabemos que no hicimos lo que teníamos que hacer. Entonces el alma humana se inquieta, porque algo en su interior le dice que no aprovechó el tiempo de la manera adecuada que el Padre estableció.

5ª VERDAD: Es una necedad del tamaño de un buque irse a la cama llenos de preocupaciones por lo que pasará el día siguiente (si acaso ocurrirá). ¿Acaso no hemos tenido suficiente con el hoy? ¿Por qué preocuparnos por adelantado? Esto produce ansiedad, depresión, miedo, enojo, frustración. Aprendamos a soltar lo que no podemos controlar, y sigamos el proverbio que dice: “Si no está en tus manos, que tampoco esté en tu cabeza”.

6ª VERDAD: Soltar las preocupaciones no se consigue de un día para otro, requiere trabajo espiritual, donde el penitente aprenda a entregarle a Dios de verdad sus cargas. A veces oramos entregándole al Señor nuestras preocupaciones, pero enseguida volvemos a pensar en ellas… esa oración fue solo de dientes para afuera, todavía necesitamos amansar la mente, para que se fortalezca el espíritu.

7ª VERDAD: Por último, tengamos la sensatez de ‘cerrar el día’ a una hora prudente. A veces terminamos nuestro horario laboral o de estudios a las 5 pm, pero seguimos trabajando en casa —y en nuestra mente— hasta altas horas de la noche. Seguimos pegados al celular, la tele, la tableta, la radio, privando a nuestro cerebro y cuerpo del descanso merecido. Somos nosotros mismos quienes acortamos el tiempo de descanso requerido, y así al día siguiente nos levantamos cansados, mal humorados, enfermos, porque debimos, el día anterior, ‘cerrar el kiosco temprano’, para cultivar nuestro espíritu en la Palabra, Oración, Meditación, Silencio espiritual, Agradecimiento, pues estas disciplinas contribuyen a que los afanes del día mermen, haciendo que nuestra alma se tranquilice.

Apreciados lectores, gracias por leer este post completo, sé que Facebook e Instagram no es un lugar donde la gente lea mucho; pero si usted lo hizo es porque necesitaba algo así. Es mi deseo que este escrito haya contribuido a su vida. Por cierto, mientras usted estaba leyendo esto, yo ya había terminado mi día con una oración, pero antes dejé programada esta publicación para que se subiera de manera automática.

¡Los quiero mucho!

Con Cariño, Gabriel Gil

MIEDO FUERA DE AQUI

Sermón dominical, 30 de octubre del 2022

Vivimos en una sociedad de miedo. La ciudadanía tiene miedo. Los noticieros venden miedo. La gente anda asustada. La angustia, la ansiedad y la incertidumbre han disparado enfermedades mentales que antes no se veían… ¡el miedo nos está comiendo! 

Pero, ¿qué es el miedo? Definición: Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.

Leamos Génesis 3:10. “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (explicar contexto).

  • El miedo nos aleja de Dios
  • El miedo nos hace sentir culpables
  • El miedo nos enoja
  • El miedo nos entristece
  • El miedo nos frustra
  • El miedo nos nubla la vista, no nos permite ver la bendición
  • El miedo nos lanza al desierto

¿Qué dice la Palabra respecto al miedo? Nueve versículos poderosos, aprópiese de ellos.

Isaías 35:5 “…Digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos».

Salmos 46:1-2. “Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar”.

Proverbios 18:10. “Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo”.

Salmo 73:25-26. “¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna”.

Juan 14:1. “(Jesús dijo) No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí”.

Isaías 41:10. “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. 

Salmos 23:4. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.

Mateo 6:33-34. “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”.

Juan 14:27. “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”.

Diez consejos para vencer el miedo

1º Mucha oración, todos los días

2º Lectura bíblica a diario y en serio

3º Escuche muchas alabanzas

4º Evite ver noticieros y/ó películas que le transmitan miedo, angustia o sentimientos de violencia. Eso incluye ciertas RRSS

5º Congréguese seguido… reunirse con sus hermanos hace bien

6º Evite lo tóxico: Malos hábitos, personas de mala influencia, lugares de opresión

7º Manténganse recitando la Palabra, declarando las promesas de Dios. Le recomiendo leer salmos en voz alta, sobre todo en las mañanas (memorice el salmo 23 y el 91)

8º Escuche al menos una prédica al día

9º Abrácese de Dios como un naufrago lo haría a un salvavidas

10º Cuando comience a experimentar alguna sensación de miedo (angustia, estrés, incertidumbre, ansiedad), no dude en reprender ese sentimiento con autoridad y en el nombre de Jesús. No deje que el sentimiento crezca, deténgalo antes de que madure.

by Gabriel Gil (La Calera, 5ª Región, Chile)

¿CÓMO REDUCIR TU CARGA?

INTRODUCCIÓN.

Inicio este tema con las palabras del sabio pensador San Agustín de Hipona, un monje de la Edad Media que vivió entre los años 354 y 430 d.C., doctor de la iglesia, teólogo y escritor: “Hay tanto ruido en la ciudad que no puedo escuchar la voz de Dios”. Y el monje se retiraba al desierto para buscar del Señor en el silencio de la soledad. 

Pero…, ¿qué nos quiso decir Agustín con esta frase? ¿Qué verdad encierra su postulado? ¿Qué secreto desconocido para nosotros descubrió este pensador del desierto? Algo queda en claro de su afirmación: Los muchos compromisos en los que uno mismo se mete, las muchas tareas, las demandas, actividades, y trabajo en exceso que nosotros mismos nos provocamos hacen que nuestras vidas se sobrecarguen de un peso que nos hace imposible caminar erguidos y felices en este mundo, es como si una avalancha de quehaceres nos sepultara día a día y esto hace que no vivamos la vida que el Padre diseñó para nosotros, una vida plena, abundante, feliz y sana.

Hoy hablaremos de cómo reducir el peso, la carga de tu vida y lo haremos de manera simple; para esto recurriré a uno de los Maestros más sencillos que el mundo ha tenido el lujo de tener, me refiero a Jesús de Nazaret. 

Jesús sintetizó el secreto del manejo de una vida sobrecargada en una frase: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso” (Mateo 11:28-29).

En esta frase bíblica hay tres cosas que nos dice que hagamos; son en realidad tres consejos aplicables a todos quienes sienten que sus “mochilas” están pesadas, consejos para aquellas personas que se sienten cansadas, agotadas, angustiadas del alma…, personas como usted o como yo que en algún momento de nuestro caminar por la vida nos hemos sentido extenuados.

📌 Primer Consejo: VUÉLVETE a DIOS.

Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. El primer paso es volverse a Dios, venir a Cristo. En la Biblia encontramos a gente que vino a Jesús por diferentes razones.  Algunas personas vinieron en busca de perdón, algunos vinieron buscando respuestas, otros vinieron en busca de sanidad, salvación, vida eterna y hasta favores banales. Pero Jesús también dijo que podíamos venir a Él para encontrar descanso. Él dijo: ¿estás estresado, sobrecargado, agobiado, abrumado por tanta carga? “Ven a mi”.  

Jesús dijo que nos daría descanso para el alma.  Esto es más profundo que un descanso físico. Tu problema más grande no son los músculos sobrecargados, el dolor de cabeza que no te deja, las puntadas en tu espalda que que atormentan, no, tu problema es más complejo que eso. No es que tus músculos están sobrecargados; sino, tu mente está sobrecargada.  Estás sobrecargado en tu espíritu, en tus emociones, en tus pensamientos y todo eso le pasa factura a tu cuerpo. Necesitas descanso del alma mucho más que el descanso físico. Necesitas liberarte de las preocupaciones, necesitas liberarte de las tensiones. Necesitas liberación del stress, de la culpa, de los temores, de los resentimientos, de la ansiedad; en esto consiste el descanso del alma que ofrece Jesús. 

¿A dónde vas cuando estás exhausto, agobiado, sobrecargado? Tal vez eres cristiano pero seguramente tu prioridad no es Cristo en tus momentos de agotamiento. Tal vez te vuelcas a la comida cuando estás exhausto. Tal vez vas a la televisión y te sumerges en la programación por horas porque buscas desconectarte. Tal vez dependes de unas pastillas o del licor cuando estás cansado.  Tal vez tienes otras formas de escape.  Pero ninguna de estas cosas te pueden dar descanso verdadero. Solo Dios puede hacer descansar tu alma. 

La Biblia dice en Isaías 40:29, “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil…, los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas”. La fortaleza para el alma viene de Dios, es una fortaleza sobrenatural, es una fuerza que viene de afuera de ti mismo.  ¿Cómo la obtienes? Sencillo: Espera en Dios.  

El antídoto para tu alma sobrecargada no es un plan de manejo del tiempo, no es un programa especial de reducción del stress, no es una filosofía de cómo simplificar tu vida, no es una pastilla.  La solución se encuentra en una persona, ¡Jesús! 

El mundo enseña que cuando estás vacío por dentro debes hacer más cosas por fuera: Ejercicio, salir a divertirse, viajar, explorar nuevas cosas, reunirte con amigos…, y algunas de estas cosas pueden ayudar pero al final del día el cansancio del alma volverá a aparecer porque no ha sido tratado correctamente.

Jesús dice que no es una cuestión de hacer más sino de venir a Él.  “Venid a mí”, no hay otro requisito, “Venid a mí”, es muy sencillo. Pero, ¿cómo hacer esto? ¿cómo acercarme a Cristo? Encuentra un lugar solitario y pasa tiempo con Dios, quédate en presencia de Dios sólo tú y Él. No te focalises tanto en ti, focalízate hacia Dios y comenzarás a sentir el toque del Señor en tu vida.

📌 Segundo Consejo: Cede el control.

Después de decir “vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas”, Jesús exclamó:  Acepten el yugo que les pongo.  La razón del por qué te cansas tanto, la razón de por qué estás sobrecargado, es porque piensas que debes estar en control de todas las cosas.  Tal vez dices: “Todo depende de mí, yo debo tirar las cuerdas, tengo que hacer que las cosas funcionen.  Yo debo estar en control”. Pensar así está mal, no depende de ti, Depende de Dios.  ¡Debes aprender a ceder el control!

Mientras más grande sea tu necesidad de controlar las cosas, situaciones o personas más proclive serás a la sobrecarga y al stress.  Debes volverte a Jesús y darle el control a Él de tu vida, de tu proyecto e incluso debes darle el control de tus angustias; aprende a soltar y dejar ir…  Esta es la segunda solución para nuestra vida sobrecargada.  

Jesús dijo “Acepten el yugo que les pongo”.  Tu puedes decir, “un momento, esto no parece tan relajante.  Es más bien como un peso adicional sobre mis hombros.  Tu no sabes lo que ya estoy cargando.  Estoy cargando demasiado para tener que ponerme adicionalmente un yugo sobre mis hombros”. Revisemos qué es un yugo.  La mayoría de ustedes no nacieron en el campo como para saber la función de un yugo.  El yugo es un pedazo de madera que une a dos animales (bueyes) para alivianar el peso y trabajar como equipo, no es un bosal; sino, es un madero que pones a dos  animales para unirlos y así puedan compartir la carga.  El propósito es hacer el trabajo más liviano. Así los animales pueden llevar más carga porque están trabajando juntos, el peso es compartido y así se hace más liviano.  

Jesús dijo “yo quiero que tú cargues con mi yugo” ¿Por qué usaría Jesús este símbolo? Porque el yugo es símbolo de trabajo compartido. Jesús nos dice:  “Yo te ayudaré con tus problemas, te voy ayudar a cargar con tu peso pero debes estar dispuesto a cederme el control”. Jesús quiere que compartamos nuestra carga con Él. 

En el Salmo 55:22 la Biblia nos dice: “Encomienda a Dios tus afanes, y él te sostendrá”.  Dios tiene una espalda mucho más fuerte que la tuya para sostener ese problema en el que estás metido.  Jesús está diciendo, “Únete a mi, conéctate conmigo, apégate a mi, ponte mi yugo y cargaré el peso contigo.”

Ceder el control a Dios de nuestras vidas, nuestros afanes, problemas y preocupaciones es lo más sabio que podemos hacer hoy, dejemos que Dios nos ayude con nuestras preocupaciones, permitamos a Jesús que nos ayude a cargar con nuestro cansancio físico, emocional y espiritual.

📌 Tercer Consejo: APRENDE UNA VIDA SENCILLA.

Esta es la tercera clave para manejar nuestras vidas sobrecargadas.  Mateo 11:29 nos dice:  “Aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso”. Jesús es nuestro modelo  de una vida con propósito y paz. 

El aprendizaje es un proceso, no ocurre de la noche a la mañana, toma tiempo: ¿El problema en que te encuentras ahora no ocurrió ayer verdad?  Seguramente has venido destruyendo tu vida poco a poco.  Esos hábitos de vivir siempre apurado, un estilo de vida preocupado, no comenzaron ayer.  ¡Has estado practicando esto por años! Has desarrollado un estilo de vida de sobrecarga, de stress, un estilo de vida de preocupación, de apuro y angustia., tú mismo has creado la vida sobrecargada que llevas… Recuerda esto: “Estar ocupado es una condición externa, estar apurado es una enfermedad del alma”.  

Tienes que aprender a vivir de otra manera, tienes que aprender a vivir como Jesús, sin preocupaciones. El stress, la angustia, el cansancio del alma te está matando de apoco y también te puede matar de una vez; ten cuidado, una vida sobrecargada como la que estás llevando no está en los planes originales que Dios diseñó para ti.  

Pero, ¿Qué podemos aprender de Jesús? Aprende de Él que es apacible y humilde de corazón.  Apacible y humilde, ¿cómo puede esto ayudarme terminar con mi sobrecarga?  Cuando comenzamos a decir NO más seguido, cuando evitamos compromisos innecesarios, cuando no adquirimos deudas tontas, cuando nos alejamos de gente tóxica, cuando comenzamos a andar más lento por la vida, entonces estamos comenzando a vivir de manera más humilde y tranquila, y la humildad y la tranquilidad traen paz a las vidas sobrecargadas.

CONCLUSIÓN:

Aprendamos a no ser tan auto-suficientes, independientes, arrogantes y orgullosos; pidamos a Dios nos conceda un corazón sencillo, amable y piadoso. Seguramente nuestro estilo de vida cambiará y nuestra percepción del mundo se transformará.

Recuerda esto: El descanso verdadero radica en… 

  • Volverse a Dios: hacer las paces con Él, tenerle de compañero y no de enemigo, hacer de la comunión con el Señor la prioridad número uno en nuestras vidas. 
  • Cederle el control a Dios: Dejar de creer que podemos manejarlo todo; no eres un súper hombre, eres humano y los humanos nos cansamos, peor aún si pretendemos controlarlo todo. Cédele el control de tu vida, pensamientos, proyectos y angustias a Dios, así todo mejorará. 
  • Aprender a vivir una vida sencilla: No te endeudes innecesariamente, no te comprometas en asuntos que no sea necesario, no concedas placer momentáneo a tu vida para luego pagar las consecuencias.

by Gabriel Gil.

COMBATE LA ANSIEDAD

82556832_1¿Qué es la Ansiedad?

Algunos diccionarios la describen como “un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad”. Para la medicina, “la ansiedad es el estado angustioso que puede aparecer junto a una neurosis u otro tipo de enfermedad y que no permite la relajación y el descanso del paciente”. Otra definición dice lo siguiente: “Se trata de la condición de una persona que experimenta una conmoción, intranquilidad, nerviosismo o preocupación”.

Algunos sinónimos de la palabra ansiedad que podrían ayudarnos a entender mejor esta condición son los siguientes: desasosiego, intranquilidad, zozobra, angustia, ansia, congoja, desazón, inquietud, preocupación.

Ahora bien, cabe resaltar que la ansiedad no siempre es una patología, sino que es una emoción común como el miedo o la felicidad. La ansiedad, en este sentido, es necesaria para sobrevivir ante ciertos riesgos ya que pone a la persona en alerta. Pero también debemos ser justos al señalar que en ocasiones si no se sabe controlar la ansiedad ésta puede matarnos o al menos provocarnos gran daño.

Así entonces los expertos aseguran que hay dos tipos de ansiedad, la ansiedad positiva o normal que es aquella incluso que nos permite alcanzar metas en la vida, y la ansiedad negativa o neurótica, que es aquella que nos estanca, que no nos permite avanzar en la vida porque una serie de síntomas nos obstaculizan el paso. ¿Quiere saber cuáles son los síntomas de la ansiedad negativa? Aquí van: Malestar generalizado en el cuerpo, preocupación en exceso, hipervigilancia, temores infundados, inseguridad ante la vida, sensación de pérdida de control, sensación de ahogo, tristeza profunda, hiperactividad sin propósito, mal manejo de la frustración, irritabilidad, enajenación social, entre otros.

Hoy quiero hablarles de mi propio Testimonio Personal de cómo combatí la Ansiedad Negativa y cómo aún lo sigo Haciendo.

Voy a relatarles en primera persona lo que en ocasiones sucede conmigo, quizá más de algún oyente se identifique conmigo:

«A veces viene un miedo que se arrastra a través de mi mente en todo momento y me persigue durante todo el día. En otras ocasiones me preocupo por un miembro de la familia, una situación personal, una fecha límite, las cuentas que debo pagar, un hijo enfermo… Entonces apaciguo esa sensación encontrando más cosas que limpiar y añadiendo más actividades por hacer a mi lista que ya está muy llena; pero pronto me doy cuenta que hacer esto no me ayuda sólo añade más carga a mi pesada mochila. Recurro entonces a Dios y con los dientes apretados le pregunto: “¿Qué me pasa Señor, por qué este miedo, esta angustia, esta sensación de intranquilidad?”. Le pido que arregle mi vida, que sane a mi hija, que me envíe una solución, que me dé un trabajo, pero nada pasa y me ahogo en una tristeza difícil de explicar.

Sin embargo, cuando me detengo y tomo un profundo respiro y me preparo a escuchar —a realmente escuchar la voz de Dios— y no solo mi preocupación, la situación cambia. Saco mi Biblia, y mientras lo hago, oro a Dios para que suavice mi corazón y me permita escucharlo. Finalmente, escucho la voz del Señor hablándome suavemente y sus brazos envolviéndome. En Eclesiastés 3 Dios me recuerda que debo bajar el ritmo y desatar mis manos de todos mis problemas. “Hay un tiempo para todo”, dice la Escritura. Digo amén, relajo mis hombros, porque no es mi tiempo el que importa. Dios desplegará la belleza de todo en su momento, no en el mío. Le presento mis problemas y le permito que se ocupe de ellos cuando el tiempo sea correcto.

Luego, tomo mi lista de cosas por hacer y realizo lo que puedo; el resto puede esperar».

Encontrar Consuelo en los Brazos de Dios

Combatir la ansiedad nos libera del peso del estrés, de la angustia, de la intranquilidad del alma. Proverbios 12:25 declara: “La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra”. Este adagio hebreo nos explica que la ansiedad es una carga para la persona. Sin embargo, el mismo versículo añade que “una palabra amable alegra el corazón ansioso”. ¿Qué palabras amables nos presenta la Biblia para la persona preocupada? Aquí les doy tres:

  • HUMÍLLATE ANTE DIOS: 1 Pedro 5:6-7 dice: “Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes”. Dios desea alejarte de todo peligro, pero primero debes humillarte, dejando de lado el orgullo que dice que tú puedes arreglar todo problema en tu vida. La humildad permite que Dios entre en tu vida y se haga cargo. Por lo tanto, entrégale el control y tus preocupaciones al Soberano Dios.
  • HABLA CON DIOS: Filipensen 4:6 dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. Combatir la ansiedad no solo requiere que te humilles, también debes comunicarte con Dios, expresándole tus problemas en oración; exprésale tus preocupaciones, Dios está para escuchar.
  • RECIBE LA PAZ DE DIOS: Filipenses 4:7 dice: “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamiento en Cristo Jesús”. Una vez que Dios haya tomado tu ansiedad, ¿qué tiene para ofrecerte? Dios te dará paz. Él tomará tu ansiedad y llenará tu corazón y mente de tranquilidad. Aunque tú no puedas entender su poder, presenta tus problemas a Dios. Te sentirás asombrado de la paz que Él puede darte.

Pasos Prácticos para una Existencia Libre de Ansiedad

Combatir la ansiedad implica que una persona se comprometa activamente en hacer cambios positivos en su vida; para eso hay una serie de pasos sencillos pero poderosos que pueden ayudarte a vivir libre de la “ansiedad negativa”, con estos cinco consejos comienzo a despedir la transmisión de hoy:

  • PRIMER CONSEJO – Ríe: No te tomes tu vida tan en serio. El sentido del humor ayuda a sobrellevar las preocupaciones al distraer la mente. La risa también produce endorfinas, las cuales disminuyen el dolor y dan un sentido de relajación y gozo. Cuenta un chiste, mira una comedia y ríe cuando el desastre te ataque. Te sentirás mejor con una sonrisa en tu cara. La Biblia dice: “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Proverbios 15:13).
  • SEGUNDO CONSEJO – Haz planes: La preocupación no resuelve nada. No puede cambiar las situaciones ni los resultados. La única forma en la que ocurre el cambio, es a través de la acción. En lugar de preocuparte, angustiarte o ponerte ansioso toma el control actuando en busca de un cambio. ¿Preocupado por el dinero? Crea e implementa un presupuesto o busca consejo de un profesional de las finanzas. La productividad crea una atmósfera positiva de cambio que la preocupación no puede alcanzar y hace llevadera la ansiedad. La Biblia dice: “Y volviendo en sí dijo: ¡Cuantos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre… Y levantándose,  vino a su padre” (Lucas 15:17-20).
  • TERCER CONSEJO – Busca ayuda profesional: Tener a alguien con quien conversar de tus preocupaciones, puede ayudarte a liberar ansiedad. Un buen consejero escuchará atentamente y te permitirá descubrir tus inquietudes. Juntos, pueden crear medios productivos para manejar la ansiedad, de tal manera que te puedas sanar emocional y físicamente. La Biblia dice: “Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante» (Eclesiastés 4:9-10).
  • CUARTO CONSEJO – Declara la Palabra de Dios: La palabra de Dios es en sí misma medicina para quien la lee diariamente, ella tiene la capacidad de ordenar los pensamientos y dar dirección al que está perdido. Leerla y mejor aún declararla en voz alta producirá fe, motivación y la energía necesaria para salir de ese atolladero en el que te encuentras: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).
  • QUINTO CONSEJO – Disciplina tus palabras: tus palabras habladas y también las escritas tienen mucho poder sobre tu vida. Si te la pasas todo el tiempo diciendo lo mal que te encuentras, lo triste de tu situación o que jamás saldrás de la prueba que estás viviendo…, ¡eso es justamente lo que ocurrirá!, tus palabras se volverán una realidad. No se trata de negar lo que estás viviendo pero sí sobreponerte a tu crisis. Te invito a decir, por ejemplo, “soy un vencedor”, “saldré de ésta”, “sé que con la ayuda de Dios venceré mis temores”. O también puedes declarar: “toda angustia, toda ansiedad, toda preocupación quedó en el pasado, soy un hombre / soy una mujer libre”. Le aseguro que hablar así a diario harán que la ansiedad salga huyendo de su vida: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos” (Proverbios 18:21).

Sin más que decir me despido. Espero que esta charla haya sido de bendición a tu vida. Si te pareció que esta transmisión puede contribuir a otras personas compártela.

Nos vemos en una siguiente emisión en vivo a través de mi cuenta de facebook.


En la playa
Gabriel Gil es Coach Integral Sistémico y Mentor de vidas; de profesión teólogo y por vocación divina pastor. Su misión en este mundo es “guiar a las personas hacia Dios ayudándolas a mejorar sus vidas”; lo hace a través de sus escritos, podcast, vídeos, seminarios y webinarios que imparte en América Latina y el resto del mundo.