BASTA A CADA DIA SU PROPIO AFAN

El Maestro sabía que muchas veces el día se nos hace poco. Las actividades diarias (como estudiar, trabajar, comprar, cocinar, responder correos, enviar mensajes, trámites en la ciudad, viajes cortos, viajes largos, asuntos pendientes, etc.), hacen que la jornada diurna se nos escabulla como agua entre los dedos, teniendo que recurrir a la jornada nocturna para acabar lo que no pudimos en el día. Y así vamos derramando nuestra vida entre ‘correrías’, viviendo cargados de tareas que nos agobian, nos cansan.

Jesús, sabiendo esto, nos da una fórmula simple, pero efectiva, para combatir el estrés, la ansiedad, los dolores de cabeza y la angustia que las muchas cargas nos producen: «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal» (Mateo 6:34). La versión bíblica TLA traduce este verso así: “Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día”. También la traducción bíblica BLP hace su aporte: «No os inquietéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!».

¿Qué nos está diciendo el Señor? Permítanme exponerles algunas verdades que mi reducida mente ha logrado descifrar de la Mente Maestra:

1ª VERDAD: Las preocupaciones, afanes, tareas y pendientes, son parte de la vida. Incluso el más ermitaño y solitario de los hombres, tendrá que ocuparse de asuntos diarios que requerirán energía física y mental, cuanto más nosotros, personas citadinas, que nos enfrentamos a vicisitudes muchas veces complejas.

2ª VERDAD: Jesús dice que atendamos nuestros asuntos diarios, que no nos desentendamos de ellos, pero en la justa medida. O sea, sin irnos a los extremos de la holgazanería o la excedencia de trabajo, ambos polos son nocivos para nuestra salud espiritual.

3ª VERDAD: Usar la jornada diurna para hacer todo lo que tengamos que hacer requerirá disciplina, autocontrol, organización y diligencia. A veces el tiempo no nos alcanza porque lo ocupamos —o desperdiciamos— en cosas que no aportan a la productividad del día. Entonces, cuando se nos viene la noche, nos afanamos por cumplir lo que debimos hacer a las horas correspondientes.

4ª VERDAD: Acostarse contentos por lo que hicimos en el día, hará que nuestro descanso nocturno sea reparador. No sucede lo mismo cuando nos vamos a la cama con una sensación de ‘pude hacerlo mejor’, o peor aún, cuando sabemos que no hicimos lo que teníamos que hacer. Entonces el alma humana se inquieta, porque algo en su interior le dice que no aprovechó el tiempo de la manera adecuada que el Padre estableció.

5ª VERDAD: Es una necedad del tamaño de un buque irse a la cama llenos de preocupaciones por lo que pasará el día siguiente (si acaso ocurrirá). ¿Acaso no hemos tenido suficiente con el hoy? ¿Por qué preocuparnos por adelantado? Esto produce ansiedad, depresión, miedo, enojo, frustración. Aprendamos a soltar lo que no podemos controlar, y sigamos el proverbio que dice: “Si no está en tus manos, que tampoco esté en tu cabeza”.

6ª VERDAD: Soltar las preocupaciones no se consigue de un día para otro, requiere trabajo espiritual, donde el penitente aprenda a entregarle a Dios de verdad sus cargas. A veces oramos entregándole al Señor nuestras preocupaciones, pero enseguida volvemos a pensar en ellas… esa oración fue solo de dientes para afuera, todavía necesitamos amansar la mente, para que se fortalezca el espíritu.

7ª VERDAD: Por último, tengamos la sensatez de ‘cerrar el día’ a una hora prudente. A veces terminamos nuestro horario laboral o de estudios a las 5 pm, pero seguimos trabajando en casa —y en nuestra mente— hasta altas horas de la noche. Seguimos pegados al celular, la tele, la tableta, la radio, privando a nuestro cerebro y cuerpo del descanso merecido. Somos nosotros mismos quienes acortamos el tiempo de descanso requerido, y así al día siguiente nos levantamos cansados, mal humorados, enfermos, porque debimos, el día anterior, ‘cerrar el kiosco temprano’, para cultivar nuestro espíritu en la Palabra, Oración, Meditación, Silencio espiritual, Agradecimiento, pues estas disciplinas contribuyen a que los afanes del día mermen, haciendo que nuestra alma se tranquilice.

Apreciados lectores, gracias por leer este post completo, sé que Facebook e Instagram no es un lugar donde la gente lea mucho; pero si usted lo hizo es porque necesitaba algo así. Es mi deseo que este escrito haya contribuido a su vida. Por cierto, mientras usted estaba leyendo esto, yo ya había terminado mi día con una oración, pero antes dejé programada esta publicación para que se subiera de manera automática.

¡Los quiero mucho!

Con Cariño, Gabriel Gil